lunes, 10 de junio de 2013

Se han cerrado dos ojos.



 
 
 
Se han cerrado dos ojos,
de un pecho que dio leche
se elevó el último suspiro
en medio de una lluvia de recuerdos.

Brotaron densas lágrimas
alimentando comarcas misteriosas
imaginadas en mundos de leyendas
desde tiempos ignotos.

... Se han cerrado dos ojos,
unos labios que dieron
generosos muchos besos
quedaron quietos.

Las lágrimas de sus hijos
les hacían más pequeños
en la medida en que el dolor
les cubría como una fría sábana.

Se han cerrado dos ojos
con sus párpados tocados
por dedos nacidos de su vientre
que dejó en ellos vida.

El silencio gritaba
desde el mundo que no conocemos
y en el conocido todo era noche
sin voz ni estrellas.

Se han cerrado dos ojos
como se cerrarán todos
y me hago la pregunta
que nos hacemos todos:

¿Por qué?

En la noche de una vida
quedan flores abiertas
que conservan sus colores
y sus fragantes aromas,

tú eres una de esas flores,
una de las que se abrieron
con esa mirada tierna
de esos ojos que se han cerrado.

¿Qué sentido tiene
el devenir de la vida?

En esos momentos tú
preguntabas desconsolada
a alguno de los dioses;
no sé si te dio consuelo.

Pero sí sé que te lo dieron
las manos de tu compañero,
los labios de tus hijas,
los brazos de tus hermanos
y las palabras de tus amigos.

Yo, que te beso con versos,
con un abrazo lejano,
no soy nada,
soy un grano de arena
que tocó la planta de tu pie
cuando paseabas por la playa.

Ese grano de arena
que puede ser uno más
de los encerrados en el reloj
que mide nuestras vidas,
se atreve a decirte:

Llora,
Llora un mar,
llora nubes, agua e hielo,
hasta que las aguas tuyas
como un fresco manantial
sientan que esos ojos
que dejaron de mirar
aún miran por los tuyos.

La espina que te has clavado
nadie la puede arrancar,
pero todo el que te quiere
puede ayudarte a sentir
que esa espina en un orgullo
que llevarás con amor
mientras perdure tu vida.

¡Ay mi querida amiga!
¡Cómo duelen estas palabras!
Que son palabras de pena
que no quisiera escribirlas.

Yo no vi esos ojos
que se han apagado;
pero he visto los tuyos.

Ahora, en este momento,
una alondra trina
en la orilla del trigal
donde rojas amapolas
muestran la sangre roja
de la tierra que da frutos.

Yo quisiera pensar
qué esa alondra es tu madre
y los frutos son tus hijas
y tú eres el trigal.

Mis lágrimas van a ti
para ayudar a las tuyas
para crear ese mar
del recuerdo de tu madre
que a tus hijas has de dar.

Un beso de tu amigo José Luis.
 
 
 

1 comentario:

  1. Querido amigo Jose Luis, versos de llanto hacia una madre... palabras tristes, como su propia pérdida, pero encuentro en ellas consuelo, y cariño.
    Gracias una vez mas, se que me conoces y escribes cosas que parecen salidas de mi boca,
    se han cerrado dos ojos... si, pero a través de ellos miro veo.

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